Perdimos. Algunos dirán que nos pesó la novatada. Otros, como siempre lo han hecho los fanáticos del fútbol, buscarán echarle la culpa a un factor externo: el árbitro, la tribuna, la FIFA. Otros más estamos seguros de que a este Brasil se le podía ganar pero el primer tiempo se regaló. Todos estamos tristes, luego de ver a una Selección Colombia por la que pocos se la jugaban para verla llegar a cuartos de final perder 1-2 contra el equipo de Scolari, este conjunto que solo se parece en los colores de la camiseta a los del jogo bonito de Pelé, Zico y Sócrates. Al Lobo Zagalo, técnico de la selección campeona de México 70, le debió dar algo de ver a los sucesores de su aplanadora mandando balones al carajo con 20 minutos de juego pendientes.
Pero claro, eso lo hacían con dos goles de diferencia. A Colombia se la tragó el escenario, tal vez. A mí me recordó el primer tiempo del 3-3 contra Chile, pero en vez de la Autopista Medina, la Selección tenía a 8 jugadores perdidos y se notó. Fue el peor primer tiempo de Colombia desde justamente ese partido en Barranquilla, potenciado por un árbitro permisivo que dejó pegar y parecía que había botado las tarjetas en el avión. Hacer un recuento exhaustivo del partido es innecesario, dado que todos hemos visto y seguiremos viendo las imágenes de este juego. Baste decir que solo con el segundo tiempo y la entrada de Adrián Ramos se despertó el equipo: ahí surgieron las contras, los pelotazos de Brasil y el gol anulado (justamente) a Yepes.
Pero hicimos ver muy mal a Brasil.
Eso es algo que no podemos ignorar: Pékerman cogió una selección en la que se dudaba de que pudiéramos llegar al Mundial y se hacían cuentas de repechaje luego de empatar con Venezuela. Entramos de segundos, como top 8 en el ranking FIFA y en una discusión fuera del país sobre si era más inmerecida la cabeza de grupo para nosotros o para los suizos. Pékerman nos hizo salir de ese escollo en el que nos estábamos enterrando más y más con los mismos nombres repetidos. Le cambió la cara a la selección y por eso estamos aquí.
Estamos tristes porque se vio la posibilidad de llegar. Tal vez pagamos la novatada, tal vez nos comió la cancha, pero yo creo que en otro lado esta Colombia le ganaba a este Brasil. Y entre esos 22 jugadores (el único que no actuó fue Vargas) que nos dieron en 20 días los momentos más brillantes de la historia futbolística del país destaca James. Ese muchacho de 22 años, al que se le enredan las palabras al hablar, que al verse en la pantalla de Maracaná preguntó si era él. Ese es el emblema de esta Selección, que a pesar de Faryd y Yepes es muy joven.
Ahora le toca a la Federación Colombiana de Fútbol poner de su parte. Necesitamos que este proceso se profundice en las inferiores de la selección, que los clubes mejoren. Necesitamos que haya una mayor inversión, y yo creo que este desempeño debió dar frutos para que la Federación pueda cobrar más a sus auspiciantes. Pero, sobre todo, necesitamos ver que este proceso no se quede en anécdota, que Rusia 2018 y Qatar Estados Unidos 2022 sea el momento de entrar por la puerta grande a la historia del fútbol. Necesitamos a José Néstor Pékerman al mando de la Selección.
El proceso es suyo, director técnico. Usted le dio confianza a los James, Quintero y Álvarez Balanta cuando otros decíamos que estaban demasiado biches. Usted le dio la capacidad de unir al equipo para que no fuera como Argentina un Messi +10; acá hay 11 que juegan. Tal vez ese fue el problema hoy: Brasil destruyó el ataque colectivo y Colombia se quedó sin ideas, pero es eso mejor que ver a la albiceleste sufriendo mietras Messi se saca a 5 y pierde con el sexto. Usted, José Néstor, unió a 46 millones de colombianos y nos dio la esperanza, la ilusión de que se podía hacer algo más que ir y conocer el Maracaná, el Arena Pantanal y el Mineirao.
Se vienen dos Copas América en años consecutivos, que nos permitirán calibrarnos primero en Chile y luego en Estados Unidos, viendo para qué estamos. Pero con estos 11 que vendieron la derrota carísima hoy, Colombia tiene con qué aspirar a quitarse de encima la tara del "vinimos a aprender". Por eso no me da tristeza esta eliminación: la base está y no hay razones para creer que no podemos mejorar dentro de cuatro años lo hecho en estos 20 días. La Selección llegó a Brasil como una apuesta lejana, pero para Rusia no vamos a ser la sorpresa: seremos candidatos. De la mano de José Néstor, el cielo es el límite.
Adenda: Lamentable la lesión de Neymar en una jugada de partido. Zúñiga mereció amarilla por pegar de atrás, pero es una acción normal de juego.
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