El ataque de los chicos (que no son los sobrinos (?))

Esta entrada tiene que ver con una frustración personal: nunca he podido ver un equipo de Millonarios campeón colombiano. El de 1988... bueno, tenía 11 meses. Así que he visto subtítulos como el del 94 y el del 96, lechoneadas burdas como la del año pasado en última fecha, actuaciones magistrales en copas como la Suramericana que aún no ha terminado, pero tiene la firma de Arsenal... pero nunca he tenido que bordar una estrella en mi camiseta. La Merconorte, y pare de contar.

"Que de la mano, de don Ramón, todos la vuelta vamo'a dar..."

El cántico que acabo de sacar es de los hinchas de Lanús hoy. Deben estar en la gloria. Todos ellos han vivido momentos de crisis, como el descenso a la C (que es la cuarta categoría en Argentina). Miguel Ángel Russo los llevó a Primera División en 1991, y hoy, contra un equipo dirigido por el mismo Russo, han ganado el campeonato argentino de Primera. Un momento histórico. Y usted, nuestro querido y fiel lector (?) se pregunta: ¿y esto, qué tiene que ver con Millonarios? Nada, pero sí con una tendencia que recorre América Latina, con la excepción notoria de Brasil: los equipos más grandes han perdido terreno, y los pequeños lo han recuperado.

Veamos: en Argentina, el año pasado quedó campeón Estudiantes, que había conseguido un título en la época del maestro Osvaldo Zubeldía, el epítome del fútbol mañoso y dañado, el maestro del mismísimo Bilardo (?); y otros dos en los ochentas. Ahora, acaba de quedar Lanús. En Paraguay, Libertad se ha vuelto un nuevo grande, con tres títulos en cinco años. En Chile, Audax Italiano se creció y le gana a las tres universidades. En Uruguay, Defensor y Danubio llevaron a que posiblemente ni Nacional ni Peñarol clasifiquen a la Libertadores. México es otra cosa, por las mafias (?) de Carlos Slim y Televisa, a las que usted contribuye si ve una novela mexicana o usa su Comcel. Y yo les contribuyo con mi cuenta de TVCable (?). Y en Ecuador, Perú y Bolivia... bueno... este... ni modo, todos son chicos ahí (?).

¿Y qué pasa con los grandes? Argentina es un caso típico. Racing está en quiebra, Independiente tiene que alquilarle el estadio a su rival eterno, San Lorenzo ganó un título de aborto, los equipos de Rosario están en plena pelea para ver cuál es peor (?), y River va desbarrancado, sin quién lo ataje (?). Eso mismo pasa acá, donde de los grandes, el único que se mantiene es Nacional, y gracias a que la plata limpia de Ardila Lulle reemplazó a la plata no tan limpia de Escobar (?).

A ver: América está jugando con puros juveniles, y la Lista Clinton lo tiene en la inmunda. Millos está en ley 550, aunque la taquilla de Suramericana y lo que saquen con la venta de jugadores puede aliviar un poco la presión sobre sus chequeras. Santa Fe está tan jodido que piensa en llamar al tegua de Yondó para dirigir (?). El Cali es un circo: si por el segundo piso fuera, traerían a Ancelotti, Capello, Rikjaard o Erikson para putearlos a las 4 fechas (?), aunque tienen un atenuante: su estadio está siendo construido sobre un cementerio indio (?). Y el Junior es el colmo: último en la tabla del descenso, cuando Cúcuta llegó hace dos años y ya se puso primero.

Por fin puedo ver claro algo: ya no hay chicos ni grandes, sino en los comerciales. Puede que haya más historia de un lado, pero la estadística ha sido dejada de lado por el aguante, y ya nadie gana de camiseta. Por eso saludo a Lanús, campeón argentino; a Libertad, campeón paraguayo; y espero saludar a La Equidad, porque no quiero, NO QUIERO ver a Nacional ni a América con otra estrella. Piedad, por favor (?).