Quintabani: "eh, el último en salir me apaga la luz!"
A un lado, el Campín desolado, un golazo de Ormedis Madera y la gente cantando en acento argentino de Villa Luz, Villa Cindy o Villa Mayor (?): "sha se va, sha se va, Quintabani sha se va". Al otro, el Atanasio desolado, un par de goles de Sergio Herrera y Batalla, y la gente pidiendo la cabeza de Víctor Marulanda. Dos situaciones similares, dos equipos diferentes, dos presentes casi idénticos.
Ayer decían que Nacional sólo ha ganado un partido de los últimos 13, y cómo no, contra Millonarios. Ambos equipos llevan una producción paupérrima, que los tiene 15 y 18, y eliminados del campeonato (ah, cierto, todavía se pueden hacer los 18 puntos de 18 en el caso de Millos). Las hinchadas están rebotadas, aunque en el caso de los Comandos las peleas son internas para ver quién recibe más plata del presidente. Y para colmo, no se ayudan, como se vio con el piedrazo al bus del Cali que noqueó al Carachito Domínguez.
Pero como es de esperarse, las cosas tenían que partirse para un lado o para el otro.
Que se vayan todos: Suárez
Si el técnico de un equipo sale diciendo en la prensa que se quiere ir, pero que todos los jugadores también se deberían ir detrás, porque ninguno tiene compromiso con el equipo, la cosa es de cuidado.
Eso dijo Luis Fernando Suárez ayer, luego de que el Cali le pusiera la lápida. Detrás de él, Marulo dio la carta de renuncia a la Organización Ardila Lülle, y a lo mejor el viejo Ardila, desde su mansión en los cerros de Suba, debe estar pensando si de verdad lo va a echar o no.
Unos dirán que es huir como las ratas lo de Suárez, pero yo creo que si uno se da cuenta que lo que hace no sirve para nada, y que antes de mejorar las cosas van para peor, uno debe tomar las de Villasantiago y se va.
Ahora, si no le aceptan la renuncia a Suárez, ahí sí que se le armó la gorda: al echar al agua a todos los jugadores, si se queda, lo mejor que puede esperar es que no le llegue un sufragio a la casa.
Aquí estoy y aquí me quedo: Quintabani
Como ustedes saben, Oscar Héctor Quintabani las está pasando durísimas en el banco norte del Campín. La hinchada en contra, los jugadores en operación tortuga, los directivos cada vez más preocupados por la deuda que se viene encima.
Pero no, no renuncia. Y López tampoco lo echa. La razón? Sencillo: dinero. Quintabani no va a renunciar, porque pierde la indemnización por terminación anticipada del contrato. Y López no lo va a echar, porque le tocaría pagarle la indemnización...
La situación en Millonarios es crítica. La plata no está, las deudas se acumulan, los resultados se alejan, y la única idea que tienen los genios de azul está en el dichoso lote de la 200. Ah, y la democratización de las pérdidas con lo de la Sociedad Anónima. Pero lo peor no es eso: lo peor es que los genios de azul, los socios y el cuerpo técnico, en vez de intentar buscar salidas, se enconchan en sus posiciones para asegurarse su lucro. Acá no hay salida rápida, más allá de unas ideas impensables como un golpe de estado, o una venta de acciones que no se ve porque las venden como si fueran el Manchester United. Gente indigna la que hay en Millonarios: el viejo Alfonso Senior debe estar ya hecho papilla de tanto que se ha revolcado en su tumba...
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