Herman Córdoba (Aserrín en la cabeza)

Sábado por la noche. Centenares de pelados se van a beber en Rivera, un pueblo cerca a Neiva que, aunque no lo conozco, debe tener una serie de licoreras y bares similares a los de los alrededores de Andrés bofe de res, en Chía. Esos centenares de tipos borrachos suelen irse en sus carros, y corren el riesgo de sufrir durísimos accidentes de tránsito. Y eso fue lo que le pasó a un pelao del Cali que despuntaba en el fútbol profesional, y que había obtenido 15 minutos de fama esa misma tarde. Herman Córdoba. Y otro jugador un poco más veterano, que había sido muy bien visto por su técnico, y que también tenía futuro en el FPC. Mario Beltrán. Ambos ahora están siendo velados en el estadio, el mismo donde Córdoba había hecho un gol y puesto otro para que el Huila le ganara al Pereira y se metiera segundo en esta décima fecha del FPC.

Su automóvil, un Chevrolet Aveo, se estrelló contra una chiva, dicen. Se prendió fuego inmediatamente, también dicen. Los cadáveres quedaron carbonizados, dicen, y para identificar a Herman tuvieron que recurrir a un tatuaje; su hermano, Giovanny, había muerto del mismo rayo que mató al Carepa Gaviria en pleno entrenamiento del Cali, hace siete años. Herman se tatuó a Giovanny, y cada que metía gol, como el sábado por la tarde, se lo dedicaba a su hermano. Y con ese tatuaje del hermano, identificaron que era él, Herman.

No se sabe bien qué fue exactamente lo que pasó. Puede que hayan estado tomados. Puede que haya sido una "imprudencia", como siempre camuflan los accidentes en la policía. Puede incluso que haya sido culpa de la chiva, y no del particular. Puede que haya sido problema del carro, que es insegurísimo en accidentes (no lo digo yo, lo dice EuroNCAP) y que Colmotores vende como pan caliente. En fin. Pueden ser muchas cosas. El hecho es que el accidente los mató.

Aún así, va a flotar en el ambiente la sospecha que estaban borrachos, que cómo se van a emparrandar así, que qué falta de profesionalismo, todo eso que siempre dicen cuando alguien famoso se mata. Una curiosidad: cuando una persona allegada a uno se accidenta, la culpa es de todos excepto de nuestro allegado; cuando un famoso (para el ejemplo, el futbolista) se accidenta, la culpa es del jugador por lo que dijimos atrás. Pero, ¿por qué sucede eso?

Es conocido de todos que los jugadores piensan en muchas cosas que no tienen nada que ver con el fútbol. Como decimos muchos, tienen aserrín en la cabeza. A mí me pasa, y creo que a los lectores también, que muchas veces, cuando estoy frustrado por un jugador fulano, zutano o mengano, la primera reacción que tengo es "imbécil, bruto, animal!" y luego, el corito celestial "hijueputa, hijueputa". Con lo que se asume de antemano que el hombre que está corriendo detrás del balón, allá abajo, es un ignorante.

Acá en Colombia, desafortunadamente, una de las pocas vías de escape que tienen los colombianos de bajos estratos para salir adelante, es el fútbol. En Tumaco, Puerto Tejada o Apartadó, un pequeñito de 8 años, que demuestra habilidades con la pelota, puede tener más chances de sacar a la familia de su pieza de tablas, conseguir un carro, o irse al exterior, que un muchachito igual que demuestra ser una lumbrera, pero que tiene que botar el estudio para conseguir sustento. Y muchos niños de allá botan la escuela para perfeccionar sus habilidades, esperando a que llegue el milagro representado en un ojeador.

Después, lo que todos conocemos: el alcohol, la droga, los problemas de violencia. Cosas inherentes a la falta de educación, y que a uno, que tuvo la suerte de que los padres pudieran pagarle colegio y universidad, le parecen una imbecilidad. Uno de los problemas más grandes del futbolista colombiano es que no sabe cómo lidiar con lo que se gana. Por eso, aunque se ven muchos casos al contrario, el jugador llega a la profesional y cree que tocó el cielo con las manos. Y bebe, fuma, mete, se va de putas, putea y mata.

Herman Córdoba no es el primer jugador al que le pasan esas cosas, ni será el último, si se sigue tratando a los futbolistas como ganado, como vacas que se les da pienso, se las saca a mover, ordeña, compra y vende, y cuando ya cumplen su ciclo, se sacrifican. Esa no es la gracia, la gracia es que el jugador profesional no lo sea sólo porque su profesión es el deporte. Que haya educación y preparación sicológica, para dejar de tener equipos hechos de gorilas, con cuerpo enorme pero con una mente perdida.

2 Comments:

Miller said...

Muy cierto...

Pero así es el deporte en nuestro país... uno no puede tener 2 pesos porque se cree la verga...

Que vaina que se siga perdiendo talento por combinar el trago con gasolina...

Y pensar que no será ni el primer ni el último deportista que terminará así...

Con el traguito mejor andar sin carrito

Saluddd-os

YoSoyElCarlos said...

Excelente post y excelente reflexión, Mache.

Buenísimo, sin palabras. De verdad olvidamos siempre que los futbolistas que hacen burradas se comportan como el 95% de nosotros si hubiésemos nacido-criado-crecido-convertidos en futbolistas bajo las mismas condiciones.

Cuando se ve a un futbolista rumbeando DESPUÉS de un partido importante saltan todos a decir "Ah, pero que man tan irresponsable!" sin preguntar si el man tiene libre al día siguiente. O sea, como nosotros haríamos.