La violencia que desciende




Sí, este es el fútbol al que estamos acostumbrados. Ese donde el equipo que lleva 5 ganados en 5 fechas se cae y entra de séptimo, si entra, a los cuadrangulares. Ese donde la mitad de los equipos debe nómina, pero hay jugadores que parecen marranas cebadas y listas para convertirse en lechona en diciembre (y lo hacen, se pegan unas lechoneadas...). Y donde todo el mundo, de la Federación para abajo, busca hacerle el quiebre a la norma que imponen 3 meses atrás.

Claro, estos quiebres de norma son de lo más común ahora, sobre todo porque los equipos buscan ahora intentar ganar de cualquier forma. Cuando los jugadores son tan limitados, cuando los bolsillos no dan para contratar un técnico de postín, y cuando los problemas aprietan, comienza a correr el desespero. Y los dirigentes, técnicos e hinchada toman mano del reglamento y, como buen estudiante que se sabe hasta el último vericueto del reglamento para pasar la materia con 2.946 (que el sistema redondea a 3.0), buscan por los medios habidos y por haber ganar los tres puntos que los metan en cuadrangulares o los saquen de la pelea por el descenso. Por ejemplo, lo que sucedió el domingo pasado en Pasto, en partido clave por la lucha del descenso entre el Deportivo Pasto y el Real Cartagena.


Los hechos que se sabían hasta el viernes 30 de octubre por la tarde, dicen que un objeto desconocido había caído en la cabeza del juez de línea en el partido Pasto - Cartagena. Objeto contundente que impactó al árbitro y lo dejó noqueado. Un resumen del partido está acá:



Toda la semana anterior, ha habido un serio conflicto alrededor de la suspensión / terminación del partido de parte del árbitro central, un tal Oscar Julián Ruiz. Por un lado, el juez de línea tuvo que ser llevado en ambulancia a la clínica. Por otro, la decisión de la Dimayor fue darle los tres puntos al Cartagena, lo que termina jodiendo en el descenso a otros equipos, específicamente al Pereira. Y esta vez va a ser casi fijo, que el equipo descendido (no el de promoción: el descendido) va a jugar cuadrangulares. El de promoción lo hizo en el 2007, el Huila.

Los pastusos sacaron una mar de excusas, cada una más descabellada que la otra, toda la semana. Que al juez de línea lo impactó en realidad una bolsa de jugo. Que era un elemento aislado de la tribuna. Que era un irrespeto de Ruiz al que se le notaba la intención de descender al Pasto. Incluso, que un hincha del Cartagena se había metido en la local del Pasto para tirar la botella. También en Pereira, donde los tres puntos de Cartagena mandan al equipo de Quintabani al descenso directo, armaron un escándalo al respecto, ya que salvan a un equipo hundido y joden a otro que no tiene nada que ver en lo que sucedió en el estadio La Libertad.

Claro, todo eso sucedió hasta que ayer, en los Tenores, Iván Mejía salió con un video fresco de lo que pasó. Aparentemente, la imagen de la cámara de Telmex. En el video (no pude conseguirlo, sabrán disculpar) se puede ver claramente cómo toda la tribuna oriental norte le lanza cosas al juez de línea, incluido un recogebolas. Y un objeto que lanza el recogebolas (aparentemente una botella) es lo que le da al árbitro y lo noquea. Y los pastusos, quédense callados y acepten la sanción.

Por un lado, es el colmo este tipo de violencia. Para empezar, el Pasto y los pastusos no tenían ninguna necesidad de botar pendejadas al árbitro. Estaban ganando un partido claramente, y por varios desadaptados lo perdieron. Y qué tal lo del recogebolas! ¿Qué clase de torneo es este, donde un recogebolas se puede poner a agredir árbitros? Además, se ve feísimo eso de atacar a un juez faltando un minuto para acabar.

Por otro lado, sí me parece que tiene razón en sus críticas la gente del Deportivo Pereira. Los pereiranos tienen una campaña aceptable, y estaban escapándose de a pocos del descenso. Con la derrota del Cartagena, se ponían en puesto de promoción, y los tres puntos asignados a dedo al equipo costeño los devuelven al fondo de la tabla, es decir, a pasear por los idílicos estadios de Barranca, Santa Marta y Jamundí. Eso me parece que tiene que ser revisado en Dimayor, más por esas situaciones que se presentan cuando un equipo que va perdiendo termina ganando los puntos por escritura.

No sé qué está esperando la Dimayor para tomar orden con respecto al tema violencia. Tal vez sólo se darán cuenta cuando suceda un Hillsborough, un Heysel o un Puerta 12, causado por los desmanes de las barras. Mientras estas se sigan matando en carretera, mientras los políticos de la ciudad ignoren ese tema, es lo más posible que suceda, una catástrofe de ese estilo...

Adenda Qué tal la del apartamento de Roberto Carlos Cortés en Medellín? Aparentemente compró un apartamento que miembros de la oficina de Envigado le habían arrebatado de forma poco amigable a una empresaria. Y uno de los dueños, alias Douglas, es conocido de R.C. desde el 2001. Pero no tenía idea de cómo había llegado a la venta... no existen escrituras, ni certificados de tradición y libertad, ni esas cosas que a uno lo demoran dos meses en vender una casa?