Normalmente no uso este blog para situaciones personales, pero voy a darme un lapo, para aprovechar algo que sucedió en unaa actividad "de esparcimiento cultural y deportivo" que la Universidad del Rosario programó este sábado en su sede del remoto norte, vecina a Jardines de Paz y la finca de Millonarios. Una de las actividades programadas era conocer a los encargados del entrenamiento de las selecciones deportivas del alma máter, y ahí viene el por qué de este post: el entrenador de fútbol de dicha selección fue el "conocido" ex técnico de Quindío y Tolima, bombero par de oportunidades en Santa Fe, estudiado en Alemania y chambón de primera categoría...
Arturo Boyacá, también conocido como Boyakoff. Su asistente técnico es Miguel Alonso Pacheco, de quien no encontramos biografía válida ni en la página del Rosario (?), pero que aparentemente jugó en sus años mozos con Nacional y Santa Fe, entre otros; así mismo, según esta noticia, fue director de juveniles en Santa Fe en el 2008.
Así pues, la presente es una narración de un ligero entrenamiento - cotejo que tuvimos algunos estudiantes de primer semestre de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, con el crédito de Colonia Arturo Boyacá, y de algunas frases sueltas que mandó en el tramo de una hora, esta mañana.
Los profesores Boyacá y Pacheco fueron presentados, junto al resto de los entrenadores de la universidad, por su respectivo director. Sorpresa inusitada de mis compañeros al oír la presentación de Boyakoff: "técnico del fútbol profesional, entrenó a Santa Fe tres veces, al Quindío, Tolima, Perú, jugador en...". Mi sorpresa inusitada fue al encontrarme a tan ilustre prohombre dirigiendo un equipo universitario, cuando su preparación en tierras germanas debía darle para estar dirigiendo, cuando menos, un equipo de segunda división en Venezuela. Seguramente, como dijo en uno de sus momentos de frustraciones con Santa Fe, le creerían más si su apellido fuera Boyakoff.
Pero bueno. En el camino entre la sala donde se hicieron estas presentaciones y la cancha, al profesor Boyacá se le ocurrió preguntar que quiénes éramos y de dónde veníamos. Mi respuesta: "Periodismo, profesor, así que seguramente acá puede estar el próximo Iván Mejía". La respuesta: "ja, ojalá que no. A menos que usted (señalándome) sea capaz de hacer quedar mal a su propia mamá".
- Bueno, profesor, yo me siento la verdad, más cercano a Nicolás Samper, el director de Fútbol Total - Lo que es cierto. Para mí udsnoexisten es un maestro en esto de escribir de fútbol, aunque más por el Bestiario que por la revista.
- Vea, él sí es un buen periodista. Ese muchacho es una muestra que las nuevas generaciones están saliendo mucho mejor que las anteriores.
- Pero también hay que ver qué buenas, profesor, porque Samper es minoría, diga usted... ahora las nuevas generaciones son los Casale y los Marocco...
- Bah. Mire, pelao: uno debe tomar las críticas de acuerdo a donde vienen. Por ejemplo, uno no puede hacerle caso a una crítica de un pelele como Casale, o de un tipo como Mejía que no puede ver nada bien. Ellos no pueden ver un tipo que trabaja medianamente bien, porque apenas algo le falla, de una es a caerle como si fuera un delito. Claro, como esa gente no es preparada para periodista, no saben hacer más que rajar de cualquiera, y así no se puede avanzar aquí. Por eso también es que estoy trabajando aquí, esto es muy sabroso.
Decidí callarme y no inquirir más durante toda la hora que tendríamos con Boyakoff. Primero, Pacheco nos hizo realizar un proceso de calentamiento durante 15 minutos, suave pero lo suficientemente intenso como para evitar que el pésimo estado físico que caracterizó a los equipos de Miranovic fuera a lesionar a 10 tipos cuyo mayor ejercicio es
Luego, a tocar la pelota. Primero, un ejercicio interesante: los 12 en el círculo central. Uno recibía el balón de alguien, lo paraba, driblaba, la pasaba a otro compañero, y pasaba a ocupar el puesto de aquel al que se la pasó. Así tuvimos unos 10 minutos extra, y luego, después de múltiples varillazos de Boyacá (sobre todo, destinados a mí, que llevaba una camiseta de la Selección Colombia y que, por algún pálpito, no llevé la de Millonarios que iba a ponerme en un principio), realizamos el popular "bobito" con dos bobitos, todavía en el centro del campo. 15 minutos de bobito, 15 de banquitas en las 18 (con sillas Rimax a modo de arcos, y balón tamaño 5) y recuperación.
Para cerrar la hora, durante la recuperación, el profesor Boyacá nos dio algunas frases célebres más:
- Bueno, muchachos, espero que ya hayan conocido de nuevo la universidad. La ventaja de ustedes es que se están preparando para ayudar a entender este país, sobre todo los antropólogos, sociólogos... los periodistas [señalándome] sí no, porque mal que bien a ellos les pagan para criticar. Pero ojalá, ustedes los periodistas, sobre todo usted, Colombia [yo], que tiene pinta de ser un futuro Iván Mejía [un compañero dijo "pero por lo gordo, será!. Risotadas generales], ustedes ojalá aprendan a criticar bien. Porque siempre existen dos tipos de críticas: la constructiva, que es la que nos ayuda a hacer mejor las cosas. Y la destructiva, que desafortunadamente es la más común, así sea en el fútbol. Así que finalmente, ahora que están empezando, espero que sean capaces de ayudar a que en este país se acabe esa maña tan jarta de la crítica por criticar. Y si alguno de ustedes quiere entrenar con el equipo de la Universidad, acá o en la Quinta de Mutis [la tercera sede de la universidad, sita en el 7 de Agosto] los esperamos.
Todo el camino de regreso me vine pensando en lo que Boyakoff define como "crítica constructiva". Es evidente que el crédito de Colonia tiene tirria a los periodistas deportivos; lo más seguro es que sea porque le dieron durísimo, sobre todo en su paso por Santa Fe. También es claro que no soy nadie para criticar. Pero sí creo que tal tirria es infundada, en su mayor parte, y que al émulo se le olvidó citar, en su apología anti Mejía, que su paso por la dirección técnica fue lánguido y mediocre, para ser francos; que la palabra con la que lo asoció el mismo Nicolás en su artículo en el Bestiario, citado arriba, es "anodino", y que como muchos otros, le faltó mucho para ser un técnico medianamente destacado.
Tal vez si hubiera hecho ese poco, no estaría él dirigiendo en el Rosario, sino en un club de segunda división en Venezuela.
3 Comments:
Precisamente estos días me preguntaba que había sido de la vida de Boyacá, un tipo que tenía toda la preparación para una carrera destacada que se le truncó por sus propios yerros. Es extraño, pero ningún DT venido de fútbol capitalino ha logrado sacarse el estigma de perdedor y en esta onda están Basílico y Boyacá. Pensar que hay gente de otras regiones del país que no tiene ni la mitad de la preparación del reseñado y tienen más cosas que contar en su trasegar por el fútbol.
Tan perdedor es éste blog que nisiquiera tiene una Biografía del super periodista ¨Mache¨, como los Blogs medianamente con criterio lo tienen.
Nosé que me parece peor, que hable de una persona (el Profsor Arturo Boyacá)cosas que jamás dijo,(pues yo me encontraba ese día en el entrenamiento y tengo claridad de quién es el gordo de la camiseta de Colombia), o que quiera hacerlo todo turbio cuando lo único que dió fué enseñanzas de vida.
O que sea peor que un estudiante de la UNIVERSIDAD DEL ROSARIO, crea que su alma mater es tan poca cosa que no merezca tener a gente tan preparada como es el Profesor Boyacá. Y que mejor esté en un equipo con negritos que en un mabienta académico.
Que tristeza! Que perdedera de tiempo éste blog, es más decente el mismo Iván Mejía.
Seguramente éste comentario será borrado apenas el ¨periodista¨lea que no están de acuerdo con la groseria que escribió. Sin embargo me gustaría una respuesta, si no es tan anónimo! Pues hablar mal de la gente siendo anónimo es muy fácil, pero dando cara ya debe ser con criterio, que claramente no tiene.
Boyacá nunca se refirió mal a ningún periodista. Que falso es esto.
Se nota lo inventado que es. Los que sabemos de la calidad humana de Boyacá sabemos que esto no ocurrió.
Muy mal por la Universidad del Rosario que sus estudiantes desconozcan el esfuerzo que hacen por traer gente preparada.
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