América de B

Casi 16 horas después, cuesta creerlo al ver los titulares. Al reaccionar que, en un fútbol que sigue mayormente igual, uno de los tres equipos más grandes del Fútbol Profesional Colombiano se va de él, por lo menos un año. Que para el campeonato 75 del FPC, no estarán 13 estrellas para revalidarse. Que las mujeres sin par de las que cantaba el Grupo Niche tendrán que hacerle barra este año al Cali contra el Pasto. En síntesis, que América se fue a la B.

Y me cuesta más creerlo a mí, estimado lector, por el sencillo hecho que el que lo descendió fue Patriotas. En la postura editorial de este blog, además de dormir en períodos de tres o cuatro meses (?) y putear al Cheque, está implícito un aprecio al club enruanado, porque simplemente es EL equipo boyacense. El Chicó está ahí de arriendo, cobrando una plata de patrocinio, y muy probablemente tenga que migrar a otros lares, léase Montería, Turbo, Riohacha o Villavicencio. Porque Boyacá tiene un equipo en la A.


Ven ahí donde dice "Torneo Postobón"? El año entrante va a decir "Liga". VA A DECIR "LIGA"!



Cuando Patriotas perdió la final de la B con el Pasto, en unos penales pésimamente cobrados, parecía seguro para todos que el América sobreviviría un año más en la Liga Postobón. Empecemos con estadísticas: en las cinco series anteriores, sólo un equipo había logrado sacar un empate: Academia, en 2007 en la cancha de Compensar, contra el Pereira. Todos los otros nueve partidos en las series habían sido para los equipos que venían de la A. Además, Patriotas no se clasificó a los cuartos de final de la B en el segundo torneo, mientras que el América había pasado a los de la A. Y el juego que mostró el equipo enruanado en La Libertad fue un desastre, un equipo perdido sin definición, con una defensa torpe y que dependió del arquero Carlos Chávez para guardar el atisbo de esperanza mientras se daba la feria del desperdicio en los penales.

Esa visión del América salvado se potenció en Tunja, en el partido de ida de la promoción, que en 7 minutos vio a los Diablos marcando un gol, cortesía de la cabeza de Cabezas. La diferencia entre un América curtido, que acababa de ser eliminado por el Once Caldas en cuartos de final de Liga, contra un Patriotas cuyas cuotas de experiencia en Primera son Iván Corredor, Largacha y Anuar Guerrero, era marcada; aún cuando el técnico Prince tiene mucha más experiencia que Wilson Piedrahita, no parecía suficiente para compensar el nivel. Y poco podía hacer Patriotas contra ese América... hasta que Rubén Darío Bustos, el mismo que supiera hace unos años marcar señores golazos de tiro libre en eliminatorias, se hizo echar en 20 minutos. Patriotas aprovechó el hombre de más para equilibrar las cargas, atacó y consiguió el empate en los pies de Anuar Guerrero. Y Chávez atajó varias jugadas de gran peligro en el segundo tiempo.

En la semana, el país futbolero se desentendió un tanto del tema promoción para hablar de la final rola, luego para burlarse de Millonarios y su debacle en Barranquilla, y para conmoverse con los hinchas de Santa Fe llorando su eliminación un jueves al mediodía. Pero ayer, con el partido encima, se vio de nuevo la cosa, la diferencia de equipos. Y se dijo otra vez "el América es muy superior. Están en Cali, van a tener estadio lleno, le ganan de cancha".

Pero no. Patriotas se defendió bien, en medio del embate de los locales, hasta el gol del Tigre Castillo, que hace unos meses le dio cupo a Libertadores a Godoy Cruz, y después de dicho tanto no se descompuso. Prince le dio la entrada a Andrés Veira, brasileño que viene de una lesión de ligamentos cruzados, y que sirvió para que el ataque boyacense se recompusiera. Y así, en un contraataque Anuar volvió a anotar, para dejar la serie en penales. Y la lotería de los penales resultó haciendo que Chávez, arquero propiedad del América y a préstamo en Tunja, definiera la serie: primero, atajando el penal a Jaime Córdoba, y segundo, anotando el penal final, después que el Tigre Castillo, el mismo que fuera ídolo en el tricampeonato de De la Pava, estrellara su cobro contra el palo derecho.



La reacción de Chávez al cobrar el penal, quieto y sin saber realmente qué hacer, ejemplifica muy bien la reacción de muchos de los hinchas futboleros de este país. Todavía cuesta reaccionar a esa idea que el América de Cali, con sus 13 estrellas, cuatro finales de Libertadores, su historia, su Garabato y sus problemas, esté ahora camino a jugar el ascenso, junto al Pereira. Que tengan que viajar en buses a destinos como Sabanalarga, Valledupar o Zipaquirá; pero por lo menos, ya no a Tunja ni a Pasto. Que en el Pascual Guerrero no se vean más partidos de Liga si el Cali decide devolverse a su estadio, el Destrozo de Rozo. Y que, en fin, un equipo grande se haya ido a la B.

El caso es aún más impresionante que el de Belgrano de Córdoba contra River, en julio. Porque Belgrano sí descendió, pero tuvo ya varias temporadas en Primera, y la B Nacional es un torneo con un nivel muy alto. El Torneo Postobón no: muchos de los equipos que bajan vuelven a subir rápidamente, como el Cartagena en 2008, el Envigado en 2007 y, en cierta medida, el Pasto en este año (en el anterior perdió la final con Itagüí, y tuvo que jugar promoción con el Pereira, la cual perdió).
América puede hacer parte de los equipos que suban como corchos, si se solucionan sus problemas de directivas, notorios en la guerra Corporación - NASA. Si no, es probable que esté condenado a seguir el camino del Bucaramanga, el Unión o del Cúcuta hasta 2006, vivir en la B y perderse en el olvido.

En la Liga 2012, habrá más equipos con pasado en la B que en la A. De los 36 equipos de la Dimayor, sólo siete no han descendido nunca. Millonarios, Nacional, Santa Fe, Cali, Junior, Medellín y Caldas son esos siete clubes; objetivamente, son los más grandes del fútbol colombiano, y entre sí (sumando al América) llevan 68 de los 74 títulos del FPC otorgados en este país en su historia. Siete, también, son los cuadros que enfrentarán la Liga el próximo año que surgieron en la B. Y de esos siete "ascendidos", tal vez el más humilde sea Patriotas, con su nómina que, entera, vale menos que el sueldo de Giovanni Hernández. Pero es seguro que será una de esas situaciones que se recordarán durante años, tanto en las montas de las hinchadas rivales a los americanos, como en cualquier próximo partido de promoción. Que ese cuadro rojiverde de Tunja eliminó al América y lo mandó a la B.