Otro torneo, otra eliminación de los 8. Millonarios la selló el pasado sábado con una derrota ilógica contra un rival directo, el Pasto. El equipo azul sigue en la misma mediocridad que lleva desde 2003. Entre los pleitos de Páez con la tribuna, los anuncios de amistosos deslumbrantes, Ithurraldes, Leo Castros, Proyectar Valores y otros problemas, se borró todo lo bueno que se había conseguido el año pasado, título de Copa y clasificación a Suramericana mediante. La situación tiene un ominoso parecido a la posterior a la Suramericana del 2007, con un equipo armado para grandes cosas pero cayéndose a pedazos, con un téncico extranjero incapaz de reconocer su propia mediocridad, una nube de petardos liderados por un viejo ídolo de la hinchada, y un proyecto (López entonces, Azul y Blanco ahora) que parece dejar al equipo peor que como lo recibió. Lo que es mucho decir.
Sí. En el anterior párrafo fui lo más alarmista posible. Este es un modelo retórico que usaba Churchill en la Segunda Guerra Mundial, y aunque no tengo ninguna intención de asimilarme con el primer ministro capaz de levantar a Gran Bretaña y al imperio de su postración en el 40, ni estoy comparando el Blitz con la situación actual de Millonarios, sí estoy usando ese modelo retórico con la misma intención de Churchill: pedir calma y apoyo para el modelo.
En estas situaciones de crisis, los alarmistas pululan. Cuando Millonarios estaba en crisis en el 2009, Germán Casas empezó a gritar que se iba a acabar el equipo, en la rapiña en la que Juan Carlos López y Luis Augusto García lo habían sometido. Hoy, gente como Santiago Talero, el abogado que en plena asamblea de Azul y Blanco sacó una especie de "memorial de agravios" con el incumplimiento de las promesas de la administración de Felipe Gaitán, tiene la posición de Casas de servir como profetas de la catástrofe. Con los problemas de Proyectar Valores, y su vinculación con varios de los principales accionistas de Azul y Blanco, el tema financiero resulta preocupante, y no colabora para nada que los hinchas pidan una barrida total del equipo que dio más pena que otra cosa en la Liga Postobón 1.
¿Por qué pido calma en Millonarios? Porque se necesita y no se consigue. Cuando se pide una barrida total, se pide que se haga una contratación masiva, para la cual no hay recursos. Sin esos jugadores que se piden, da la apariencia que se va a jugar a sobrevivir, a ver si de pronto entramos a los ocho por la puerta trasera. Y si no se entra a los ocho, no hay ingresos de taquilla ni clasificación a copas internacionales, y la gente deja de ir, lo que da aún menos recursos para aún menos contrataciones, miles de auditorías para todos (?) y todo termina en la B, como con el América.
ALTO!
Hay un fenómeno exclusivo de Millonarios, que es la presión. No hay equipo que esté más presionado que Millonarios. El "movete, dejá de joder". La prensa analizando cada paso que se dé o que no. Y no sólo la prensa local, sino la nacional: los noticieros, los programas de RCN, Todelar y Caracol, El Tiempo. Todos pendientes y echándole demasiada presión a un equipo que no aguanta más, que se puede reventar como una olla. Y mientras más se putee, más presión se le va a echar hasta que estalle, y ahí hay que ver qué queda, si queda algo.
Por tanto, la solución es quitar la presión. No desviarla, como se hace con las acciones de Noemí con jeques, partidos en Madrid y convenios con clubes europeos. Tampoco evitarla, como lo hace la misma junta directiva ignorando todo y no dando la cara ante la prensa.
Pero, ¿cómo quitar la presión? A continuación, una opinión tripartita de lo que debe hacerse para bajarle la presión a esa olla a punto de estallar.
La primera punta es la directiva. Puede tomar lo que han hecho equipos como Equidad o Chicó: darle estabilidad a un cuerpo técnico a pesar de los resultados. Formar jugadores y desarrollar un equipo propio. Bajar el precio de las taquillas para que vaya más gente al estadio. Y no decir que vamos por la 14, la 15 o la 16, sino hacer lo que hacen los equipos de NFL o NBA: que las directivas salgan diciendo "este es un año de reconstrucción, no nos pidan título ni entrada a los ocho". Sean honestos, por favor.
La segunda punta es la prensa. Si la directiva va a arriesgar un año de consolidación, hay que aceptar que es una consolidación, y como tal no se le puede pedir títulos. Tampoco salir a asesinar y a poner al equipo en riesgo de descenso cada vez que el equipo pierda.
Y la tercera punta es la hinchada. Pedir que los hinchas no pidan título es superfluo, así que yo creo que la prensa debe colaborar a que la gente no comience a putear como locos. Sobre todo las barras, que son los que tienen más aguante pero no se aguantan un mal pase. Tampoco se puede acabar a los jugadores jóvenes porque la cagan: son jóvenes, la van a cagar. Matar a un Pedro Franco o a un Cosme, por ejemplo, implica que a la siguiente van a ir presionados y van a reaccionar más mal. Si pretendemos consolidar el equipo y una nómina propia, no podemos ponernos a devaluarla diciendo que son unos petardos.
Es medio estúpido, tal vez, lo que propongo. Pero así funcionó con un Chicó, un Equidad, un Itagüí, un Santa Fe, un Tolima. Ninguno de esos equipos tiene la presión que maneja Millonarios, y los cinco han estado disputando con variado éxito la punta de los últimos torneos. Sólo se pide eso, bajar la presión. Es algo que puede ayudar a un equipo en el que esa es la única constante.
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