La resiliencia de Millonarios

Anoche, 7:50 pm, las 38000 personas que estaban en el Estadio Nemesio Camacho, y las más de 50000 que estaban en el Parque Simón Bolívar, y los 7 millones de hinchas que según El Colombiano tiene Millonarios en el país, pudieron lanzar el grito que desde 1989 estaba atascado: campeones. "La catorce, tenemos la catorce!". Porque ya nadie puede quitarnos a los hinchas azules esa estrella 14 que tantas veces estuvo cerca, y otras tantas estuvo muy lejos.

La verdad, reconozco que hace siete meses no creía eso. El equipo dio un vuelco total anímico, que no técnico: no se podía pedir mucho si se seguía con los mismos Cosme, Wason, Mayer, Franco y Román Torres a los que les fue tan mal en el primer torneo. Y eso sólo se puede achacar a una persona: Hernán Torres, el técnico que hasta ayer a las 5 de la tarde había perdido todas las finales que había disputado, y que estaba consiguiendo cierta fama de lechona. Ayer, cuando Delgado atajó el penal que fue a cobrar el joven Andrés Correa, se sacudió dicha fama y se inscribió en la lista de Paternoster, Ochoa Uribe, el Cheque García y Pedernera como técnicos campeones con Millonarios.

Y eso habla muy bien de la resiliencia de Millonarios, esa oportunidad de fortalecerse con las derrotas. Pasó luego del partido en Madrid: vino el equipo y barrió con la fase regular del torneo. Lo mismo ocurrió con Palmeiras y Gremio: después de perder con ambos en Brasil, se fortaleció en El Campín y los derrotó a ambos. Y a la eliminación de la Suramericana a manos de Tigre, la siguió con una victoria en Ibagué que lo llevó a la final. Y al penal que ayer atajó Delgado.

Pero eso fue algo que muchos de los hinchas no tuvimos. Esa resiliencia no se notó en los hinchas que, en muchos casos, estuvimos a punto de mandar todo a la mierda. Estuve en el partido contra el Junior, ese 0-0 tenso en el que sólo se escapó la alegría del hincha por volver a una final después de 16 años luego de 10 segundos que dentro del estadio parecieron 10 días. Y ayer la gente callada, casi asustada con el gol del Medellín. Las memorias de Tigre, de Madrid, de los anteriores 33 torneos en los que no se dio. Y en los penales, el pánico era patente en una hinchada incrédula.

Pánico que no se notaba en gente como Franco, que se pasó el período del cobro arengando a sus compañeros. U Otálvaro, que peleando hasta el último metro mandó el centro con el que Cosme anotó el gol azul en el minuto 44. O Delgado, la prueba física de la resiliencia. Su esposa sufre cáncer de seno, y ese aliento fue el que hizo que siguiera. Había sufrido los 8 goles del Real Madrid. Había "regalado" la anotación a Zapata. Pero anotó su tiro desde el punto penal, el sexto. Y le atajó el penal a Correa para que todo el mundo saliera y celebrara.

Eso es trabajo de Torres. Cierto que entre los principales artífices de este título está José Roberto Arango, que rescató al equipo de la barrena en la que estaba en 2008. Y Felipe Gaitán, que fue capaz de revertir sus errores para contratar a Wason, Román Torres y Otálvaro, vitales en el camino al título de ayer. Obviamente los jugadores tuvieron todo que ver. Pero Hernán Torres fue el que le dio a este equipo esa resiliencia, que por poco se le escapa a Wason cuando se agachó a no ver los penales después de anotar el suyo propio. Y eso es algo que a este equipo le faltaba. Y que al fútbol colombiano le falta. Esa garra y ese deseo de pelear hasta el último metro, el último penal, el último segundo. Felicitaciones a Millonarios. Y a Hernán Torres: gracias. Gracias, todas las gracias del mundo por darle esa garra al equipo. Suya es la decimocuarta estrella que ahora está en el escudo de Millonarios. Y sigamos así, ahora por la Libertadores y la Superliga contra el vecino. Y por supuesto, vamos por la 15.